Te miro intenso a los ojos
con mis pupilas de gato juguetón
balanceándose en tus niñas felices.

Galopa mi corazón
al compás del aleteo
de unas mariposas hambrientas
de néctar de flores silvestres.

Mis manos,
en terremoto nervioso,
compensan el desequilibrio tontorrón
de mis piernas frágiles.

Aún soy torpe
a tu lado,
pero se me va pasando
en escucharte.

Es la primera vez que nos vemos
en persona.
En sueños
ya hace días
que ocurrió la tercera cita
que en el cine clásico
me daría derecho hoy
a proponerte cualquier cosa.

Eres preciosa;
por fuera, hasta hace un minuto,
no lo tenía claro,
pero por dentro,
tus gestos te delatan
y tu fama te precede.

Quiero lamer tu inteligencia,
tus sensibilidad,
tu carisma
y tus valores
lento, muy lento;
volver tus virtudes porno intelectual
en mis papilas gustativas.

Pareces lo que nunca encuentro
por lejos que vaya a buscarlo.

Pareces ficción,
pero tan cerca
no puedo
sino creer que existes
y regodearme
en la suerte
de que vivas
en mi presente.

Y ahora
que no dudo
que eres
exactamente
lo que busco,
me pregunto
y te pregunto,
sabiendo que no se debe hacer así:
¿puedo enamorarme de ti?

 

– Eqhes DaBit –
– 30, diciembre, 2024 –
– La Ràpita (Tarragona, España) –
A Sergio S., porque una noche de poesía planteó lo interesante que sería poder preguntar “¿Puedo enamorarme de ti?” a alguien que nos encanta, aunque todavía no le conozcamos lo suficiente.